New York, octubre 13 - Cuando se habla de los grandes lanzadores semipros dominicanos de la década del 1940, afloran los nombres de Ventura “Loro”Escalante, Juan Ramón “Bombo” Ramos, Diómedes Antonio “Guayubín” Olivo, Oscar Mir Flores, Luis “Niño el Zurdo” Castro y José Achín Matos.
Poco se habla, sin embargo, del zurdo Palmolo Arias, excepto que nació en Ciudad Trujillo, el entonces nombre de la capital dominicana y que surgió de los torneos juveniles que a la sazón se celebraban en la ciudad capital, específicamente el Angelita de 1942.
Organizado por Fernando A. Soto, miembro de la Asociación de Cronistas Deportivos, por cuyo éxito le fue otorgado el premio “Medalla de La Nación” patrocinado por el periódico del mismo nombre, en dicha justa también se graduaron los novatos Rafael Espada, jugador del cuadro, el receptor Manuel “Liquito” Traboux, y el lanzador sancarleño Fonso Peña. Soto, quien en varias ocasiones fungió como presidente de los cronistas deportivos, una de ellas en el período 1944-1945, también ganó el premio de Cronista Deportivo de 1942.
Arias recibió su primera prueba de fuego en abril de 1943, cuando formó parte del elenco de lanzadores de los Licoreros del Nika en el campeonato entre este equipo , los Cerveceros del Presidente y los Arcángeles del San Rafael. El cuerpo de lanzadores del Nika estaba compuesto por Escalante, Castro y los novatos Arias y Pedro Paula.
Aunque el Nika se coronó campeón de la justa, la actuación de Arias fue catalogada por los expertos de la época como “agridulce”, lo que motivó a Dimas Reyes, redactor de La Nación a describirlo como “no es tan malo como se figuran”.
Participó nuevamente en el torneo de beisbol superior entre dichos equipos, esta vez vistiendo la camisa del club Presidente, en el otoño de 1943.
Junto a Olivo, Matos, Ramos, Luis Henríquez, Ramón “Chimbo Cañón” Burgos y Luciano Nicasio, formó el elenco de lanzadores del equipo “Los Pinos Nuevos”, equipo que dirigido por Luis Ernesto “Burrulote” Rodríguez – El Gran Cachicamo - efectuó una serie de encuentros en 1944 contra el Combinado Nacional, que en 1943 se había coronado subcampeones de la VI Serie Mundial de Beisbol Amateur celebrada en La Habana, Cuba.
Pero fue en el campeonato de 1944 en San Pedro de Macorís, donde el zurdo Arias demostró las cualidades que le habían dado el sello del que “no puede fallar”.
Billy Corbick, corresponsal de La Nación en la Sultana del Este, señala el 20 de noviembre de dicho año que “Arias había dejado con la carabina al hombro a 89 contrarios en 60 y un tercio de entradas en la justa que acaba de terminar”.- 0.10 de efectividad – Corbick luego se convirtió en nuestro gran Billy Berroa, el “Internacional”.
Arias participó en una contienda profesional en Aruba, Curazao, militando con el equipo Quisqueya, en la que actuaron los clubes Deportivo Venezuela y los Sapos, de Venezuela y la Selección Curazoleña. El equipo Quisqueya estaba dirigido por el lanzador Luis “Niño el Zurdo” Castro, y en el mismo participaban el receptor Luis “Güigϋí Lucas” St. Claire, los jugadores del cuadro Bienvenido Bell Arias, Aquiles Martínez, José “Pepe Lucas” St Claire y Canín “Zabú Zabala y los jardineros Luis “Grillo C” Báez y Víctor “Papito Lucas” St. Claire, entre otros.
Luego de esa contienda, poco se sabe del zurdo capitaleño.
Al Cierre: Los Rojos de Cincinnati encabezaron la Liga Nacional en bateo, en cuadrangulares, en carreras empujadas, en carreras anotadas y en fildeo colectivo, todo para caer vencidos en forma humillante en la primera ronda de los juegos finales de la temporada 2010… Así es el beisbol…Rey Muerto, Rey Puesto…Luego de dirigir por 25 años al Atlanta, el dirigente Bobby Cox renunció al puesto… Cinco minutos después, los Bravos nombraron al cubano Fredi González en su lugar…Una clara indicación de que nadie es indispensable en esta vida...Como es el caso de siempre, algunos árbitros han sido pésimos en muchas de sus actuaciones...Sin embargo, es notable el apoyo dado por la oficina del comisionado y el comportamiento de los fanáticos…Nada de tiradera de objetos al terreno de juego, ni los árbitros tener que ser escoltados por la policía, ni falta de respecto de los jugadores hacia las autoridades del espectáculo, como es el caso en otras latitudes deportivas...Las Grandes Ligas se distinguen no sólo por la calidad del juego, sino por la disciplina que imponen al mismo...Hasta la próxima, si Dios quiere...Abur, Abur.
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